CONSEJOS PARA FONDEAR
Tarea dura o agradable la leva de anclas es algo ligado a toda
navegación. Algunos detalles y razonamientos para tener una
vida más agradable a bordo.
Levar anclas
A la hora de levar el ancla conviene tener en cuenta algunos
detalles. El principal, tal vez, es en ese momento saber adonde lo
estamos haciendo. Que tipo de fondo tenemos bajo nuestra nave. Ello
no solamente nos dirá que tipo de ancla debemos usar si no que
podremos hallar de dificultades o ventajas a la hora de partir.
Hay lugares que son archiconocidos por fondo duro o pedregoso. Otros
como mal tenedero y por su fondo cenagoso. En otros tendremos una
gran cantidad de palos en el fondo fruto de árboles caídos
o arrastrados por la corriente o en algunos casos producido este
fenómeno por el tipo de vegetación de las orillas y
como la misma cae repetidamente sobre el rio hundiéndose. Este
último caso es tan frecuente en algunos lugares de nuestro
delta frecuentados por navegantes que algunos ante bajantes
extraordinarias y solamente con un par de bicheros se dedican a
recuperar anclas y cabos abandonados en su momento por otros
desconocidos navegantes.
El arte de levar el ancla a mano no difiere mucho de hacerlo con un
cabrestante. Esto como técnica, pues como esfuerzo, la
diferencia si es mucha. El principal acierto es el entendimiento
entre capitán/timonel y tripulante de proa. Las indicaciones
del proel han de ser su principal elemento para no hacer fuerza y
levar el ancla fácilmente. La técnica consiste en
acercar el barco no a fuerza de brazos (pues si así procedemos
ha de ocurrir que cuando tengamos el ancla a la pendura estaremos
agotados para levarla) si no en que indiquemos al capitán en
que dirección se encuentra el ancla de manera estimada y
tomando como dirección el cabo que se hunde en el agua. Brazo
extendido y señalando hacia delante y el rumbo deseado o brazo
levantado en la señal de alto han de permitir al capitán
o timonel dirigir la embarcación hacia el lugar correcto. Al
utilizar el cabrestante ocurre lo mismo: la técnica adecuada
es acercar el barco al ancla con el motor, pues la larga vida de los
malacates reside en no arrastrar el barco con este amigable artefacto
y si en utilizarlo para subir el ancla. Una vez que hemos llegado al
ancla y se encuentra justo debajo de nuestra proa utilicemos el
sistema que utilicemos (manual o mecánico ) procederemos a
“descabezarla”. Porque si bien un buen fondeo se basa en
que el ancla haga buena cabeza la buena leva es llegado este punto
“romper” la cabeza que se ha hecho.
En este sentido lo ideal es tomar el cabo o cadena a una cornamusa o
bita e indicar al timonel hacia donde debe forzar la marcha. El barco
se hundirá levemente al descabezar y ahí podremos
cobrar tranquilamente el ancla.
Esto de tranquilamente es un eufemismo teórico pues lo que
muchas veces se ve es que una perfecta y adecuada maniobra tropieza
con la existencia de un ancla a la pendura que sobredimensionada
supera ampliamente la media de fuerza “normal” y así
se ven ingentes esfuerzos por regresarla a cubierta. Mucho más
si se ha sobredimensionado la cadena con lo cual el trabajo de subir
el ancla liberada mas que trabajo es una pena aplicada al enviado o
enviada a proa y al efecto.
Saliendo con problemas
Frecuentemente en nuestro delta nos encontramos que el ancla ha hecho
cabeza pero luego descubrimos que en realidad esta enganchada en
troncos. Y esto lo descubrimos pues al levar viene un tronco con ella
(de tamaño “ramas” hasta el sutil “esta
noche nos quedamos aquí”). Si el tronco llega a la
superficie y podemos ver nuestro ancla la técnica indica pasar
un cabo por alguna rama del tronco atarla a una cornamusa y aflojar
el ancla recuperándola. Luego hemos de soltar uno de los
extremos del cabo que retiene al tronco y lo devolveremos amablemente
al fondo del lecho del rio en cuestión. Claro que esto
generalmente ocurre a la hora que todos se van y nosotros con ellos y
se desarrolla en un escenario de trafico y deriva o abatimiento que
puede poner los pelos de punta a mas de uno.
En algunos casos los troncos no suben. ¿Que hacer ante ello?.
Algunas anclas presentan por haberlo previsto su propietario un
orinque y tirando del mismo podemos recuperarlas haciéndolas
salir “hacia atrás” de su posición entre
ramas. Pero si bien es muy interesante fondear con orinque en general
no es algo que se estile en nuestro medio a pesar de las ventajas de
este sistema. En otros casos un método a utilizar es una
cadena que engrilletada hemos de deslizar por el cabo hacia el ancla
tratando al agitar cabo y cadena para que dicha cadena se deslice por
la caña del ancla. De este modo el peso de la cadena retira
hacia atrás del tronco el cuerpo del ancla y la misma queda
libre.
Valga aclarar que en algunos casos resulta por la situación
planteada imposible de retirar el ancla, su cadena y el cabo. ¿Qué
hacer? En muchos lugares conversando con los isleños podremos
encargar su retiro y convenir el pago por dicha tarea si el equipo se
recupera. Algunos se preguntarán ¿Y el seguro que pago
no me cubre el ancla si la pierdo?. Los seguros no cubren la perdida
del equipo de fondeo. Si han de responder en general conforme las
particularidades de cada póliza, si hechos todos los esfuerzos
dejáramos nuestro fondeo señalizado para recuperarlo
con mejores elementos y al volver al lugar este hubiera desaparecido.
En estos casos conviene dejar marcado el equipo de fondeo con una
boya o tomada a la orilla si estuviéramos en zona protegida.
Esta situación es perfectamente aplicable en rio abierto.
Adonde por circunstancias de regata o placer se fondea y ante la
variación de condiciones meteorológicas resulta
imposible o peligroso para la embarcación y tripulantes levar
ancla y se la abandona. Convendrá dejarla señalizada
entonces para recuperarla. Una defensa bien atada al chicote del cabo
o a su gasa nos permitirán volver utilizando un WP que
marcaremos al efecto. Y lo conveniente ha de ser volver apenas calme
el mal tiempo.
Fondeando con otros
El carácter social o la simple necesidad nos llevan a fondear
junto o cerca de otras embarcaciones. Las maniobras de leva de ancla
en aquellos puertos en que se fondea a la mediterránea tienen
también opciones. O bien saldremos por proa o popa cobrando
cabo o cadena y evitando nuestra propia hélice o contando con
un auxiliar levaremos el ancla desde este. En estos casos es
fundamental tener en cuenta que hay cruces de cadenas y anclas y es
conveniente operar teniendo a mano el bichero y un cabo para poder
manejar cadenas y anclas ajenas con el mínimo esfuerzo y sin
vulnerar la posición de fondeo de otras embarcaciones.
Un detalle de importancia vinculado a la leva del fondeo es el caso
en que una embarcación ha fondeado cerca nuestro e ignorando
nuestra posición de ancla termina enganchando la nuestra
detalle que conoceremos cuando alguno de los dos capitanes decida
levar. Ante dicha situación las maniobras tendrán
especial cuidado para no dañar la otra nave y tratando con
cortesía y buenos modos de solucionar cualquiera sea la
posición que nos toque en el problema.
Otro momento para reflexionar es cuando estamos abarloados con otra u
otras embarcaciones y las anclas (por giros de todos ante la
corriente) se retuercen y se enroscan. Como proceder. La maniobra es
“todos con motor en marcha”, manteniendo el abarloamiento
y levando al unísono. Así con tripulantes en proa
podremos recuperar los fondeos y deshacer la madeja. A la vez que
controlar la marcha de todas las embarcaciones como una sola. En el
caso que una embarcación no disponga de tripulante el
mantenerse abarloadas permite que el “solitario” sea
asistido o haga el mismo su maniobra en proa. En estos casos todas
las maniobras deben ser consensuadas por sus intervinientes.
Enroscados con el fondeo
Una leva de ancla que puede complicar nuestra existencia a bordo es
cuando por motivo de la corriente o del viento que juegan entre si de
manera contraria nuestra embarcación aparece en una posición
“rara” en relación a “todas las demás.
Lo más probable es que esto signifique que nos hemos
enroscado en nuestro propio fondeo y este esta enganchado dando una
vuelta por el quillote, pata o pata de gallo. El barco ha girado en
un momento sobre si mismo y el fondeo se ha enroscado en dichos
lugares. Claro que esto lo descubriremos cuando uno de los elementos
(viento o corriente ) nuevamente predomina y aplicando la ley de
Murphy vemos que estamos a contrapelo de todos los demás. La
ley de Murphy también en estos caso presenta la situación
con mucha corriente o viento excesivo.
¿Como salir de esta incomoda situación? Un camino
es tomar el cabo de nuestro ancla por la banda que se sumerge
libremente rumbo al ancla y ligar al mismo otro cabo haciéndolo
firme tanto en el cabo de ancla como en el barco. Luego hemos de ir
tirando suavemente del extremo de nuestro cabo de fondeo que ahora no
trabaja para dejar caer finalmente el chicote al agua y recuperarlo.
A partir de ese momento volveremos a cazar el fondeo haciendo reposar
el mismo en el cabo de ancla y no en el substituto. Otro método
es atar una defensa o boya suficiente al fondeo y soltar todo el cabo
o cadena logrando que el mismo se libere del barco y apartados del
fondeo ir a recuperar el mismo en una maniobra de aproximación
posterior a la liberación.
Al momento de levar ancla no debemos olvidar la ayuda de
molinetes o cabrestantes auxiliares y la fuerza del propio motor en
sentido inverso al de la cabeza del ancla. Para hacer fuerza lo
conveniente es afianzar cabo o cadena a nuestra cornamusa preferida
de proa y en ese momento aplicar fuerza. Una visita a un taller de
fabricación de cabrestantes nos ha permitido ver ejes,
barbotines y partes de molinetes directamente destruidos por
someterlos en directo a fuerzas para las que no están
preparados. Pues ellos son ayudas para el fondeo y la leva de anclas
y no elementos a prueba de esfuerzos.
Finalmente al hablar de los esfuerzos en proa y con el ancla no está
demás recordar la regla 230 de Pepe Fuera de Borda que dice:
“Para levar el ancla se necesita en proa un caballero con
buenos brazos o una dama con mucho amor… por el caballero que
está al timón”.
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