Cortesía
en la navegación
Más allá de la definición y origen de las normas
de cortesía ellas tienen y confieren a quienes las practican
las virtudes del buen navegante. ¿Cuantos son los que me
responderán con igual actitud de cortesía?: Si usted se
ha hecho esa pregunta se ha formulado la pregunta del éxito.
La palabra cortesía es definida por el diccionario de la Real
Academia Española como Demostración o acto con que se
manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien a
otra persona.
En la náutica deportiva la cortesía nace de la conducta
de los oficiales de barcos de guerra que en sus ratos libres
navegaban en pequeños veleros y trasladaron al yatchting sus
costumbres nacidas en las grandes naves y en la conducta de los
cortesanos de atención, respecto y afecto por la actividad de
navegar y los que en ella se cruzaban..
Más allá de la definición y origen de las normas
de cortesía ellas tienen y confieren a quienes las practican
las virtudes del buen navegante.
¿Se puede aprender a ser cortés? Sin
duda que la Cortesía parte de las condiciones naturales que
una persona tiene en si. Sin embargo la mayoría de las
conductas son posibles de ser aprendidas y muchas de ellas se
vinculan con el sentido común y hasta en algunos casos con la
seguridad.
Cortesía en El club:
Cortesía es saludar de manera agradable a aquellos con que
nos cruzamos en la marina o el club. A la inversa sabemos y
reconocemos a aquellos que nos tratan con cortesía. Y nos
agrada mucho mas tratar con ellos que con otras personas. La cortesía
de un club o marina se ve hacia los navegantes en el cuidado que
tiene el lugar con las embarcaciones dejadas a su guarda y en el
trato general que a sus usuarios la institución o empresa
prodiga. El marinero que recorre los amarres durante o luego de una
tormenta verificando estén correctos realiza un acto de
cortesía por su parte y la del club al afectarse al cuidado de
las embarcaciones que les han sido confiadas para su cuidado. Del
mismo modo cuando un club cede por horas, días o semanas una
amarra sin costo a un navegante local o extranjero, también
realiza una cortesía. Debe diferenciarse absolutamente del
cobijo que cualquier marina o club estaría obligado a dar a
toda embarcación que por emergencia o desperfectos pidiera
amarre.
Cortesía En Amarres o Puertos: La más
elemental es el uso de defensas para proteger la embarcación
propia y ajena. Las defensas por cortesía deben estar limpias,
adecuadamente infladas y en cantidad y lugar conveniente. Y ser
mantenidas en dicha situación. Ello en club o marina o en
cualquier puerto que amarremos. En cualquier situación en que
arribe una nave se procurará asistir desde el muelle.
Recibiendo o arrojándole el cabo necesario para el atraque. En
aquellos puertos que se fondea a la mediterránea se ha de
tratar de arrojar el ancla evitando cruzarla por arriba de otros
fondeos. Del mismo modo es necesario respetar el orinque que para
señalar un fondeo algún capitán haya colocado.
Los orinques también son parte de la cortesía de aquel
que antes que nosotros ha fondeado. Desde luego que cuando debamos
tomarnos en una maniobra de otro barco será de sumo respeto
indicar un “permiso” y asirnos de elementos firmes
cuidando de no deteriorar nada que toquemos y eligiendo adecuadamente
que tocar o no tocar. Ni hablar en el caso que imperiosamente
debiéramos poner un pie sobre la otra nave.
Para los veleristas es especial en su amarra (cualquiera sea) cuidar
que su barco no tenga drizas bobas (aquellas que golpean por el
viento contra el palo) y para los motoristas que sus habituales
artefactos no produzcan ruidos o molestias a quienes están
cercanos (nos referimos a descargas de aires acondicionados y
heladeras). Vivir abordo serenamente y sin ruidos sobre todo a la
hora del descanso es la conducta cortes que todos deseamos de un
vecino de amarra.
En el caso de amarres en los que es necesario pasar por alguna
embarcación las normas de cortesía indican se debe
hacer (salvo gran confianza con su propietario) por la cubierta,
evitando el paso por el Cockpit o timonera. Ello como un modo de
respeto por la privacidad de la embarcación por la que se
circula.
En amarres o puertos es de cortesía entregar claro cualquier
cabo que se lance. De manera adecuada a la maniobra que se pretende.
Siempre se procurara que en lo del propietario del cabo quede la
mayor parte del mismo como cortesía de orden en la otra
embarcación e indicación de propiedad del cabo. Y hasta
resulta sumamente cortes realizar ida y vuelta con el cabo para no
molestar al momento de liberar o ajustar los amarres.
Cortesía al momento de navegar: Los buenos
navegantes atienden más allá de su propia nariz. En ese
sentido la cortesía los acompaña al prever
consecuencias que su navegación puede traer a otros con los
que se encuentran o sobrepasan cuando van navegando. Del mismo modo
frente a embarcaciones deportivas al ancla se tratará de
llevar la mínima velocidad pues más de una vez se
ocasiona de manera absoluta la caída de objetos, comidas o
personas por oleajes violentos producidos sobre embarcaciones
fondeadas. Es símbolo de cortesía el navegar por el
veril que corresponde y aún ceder el paso a otra embarcación
a los fines de maniobra. Ni hablar de respetar los turnos al momento
de hacer combustible, agua o arribar a una marina, club o puerto.
Navegando merece un especial párrafo: hoy los navegantes salen
de un edificio, con su auto de una cochera y por una autopista llegan
a una marina que es puro cemento. Y ahí abordan su barco (sea
velero o motor) con la carga de agresividad que ese trayecto previo
ciudadano le ha generado. Y luego su conducta no dista demasiado de
la de un iracundo automovilista. Aunque este en su club o navegando.
Es posible observar en la mayoría de los navegantes que
mejoran su conducta náutico social cuando ya están
alejados de su puerto de origen.
Ello les da tiempo de ver su aislamiento, su dependencia de los demás
ante un suceso impredecible y la necesidad de establecer lazos
correctos en la relación. La cortesía navegando es de
especial aplicación ante embarcaciones menores en porte y ante
embarcaciones fondeadas y abarloadas. Un párrafo especial
merece la actitud solidaria. Al navegar y observar una embarcación
en problemas es cortesía acercarse y ofrecer la ayuda que
fuera necesaria. Siempre y cuando no comprometiéramos nuestra
embarcación o personas abordo generando un problema mayor. De
aquel que navegando hace caso omiso de la necesidad de otro se puede
decir que en realidad es esa persona que no brinda ayuda la
necesitada de ayuda.
Cortesía al ancla: La base de la cortesía
en el momento del fondeo es fondear bien. No hacerlo con un ancla
digna de un llavero. Fondear en el medio de un paso es una falta de
cortesía para todos los que deban pasar. Además de una
tentación para los problemas. Lo adecuado es fondear en los
veriles. En el caso de borneos que dejen a una embarcación
entorpeciendo el paso o en demasía cercana a otra embarcación
se deberá mover el fondeo por parte del ultimo que hubiere
arribado. Del mismo modo como hemos dicho anteriormente se evitara
cruzar anclas sobre otros fondeos. El aviso a otro navegante de
circunstancias que hacen a su fondeo como a cualquier situación
anormal de su embarcación es del mismo modo una cortesía
obligada. Otra conducta cortes es advertir a cualquiera que ha de
fondear sobre peligros o características de la zona adonde va
a hacerlo si se lo viera como ignorante de ello.
Cortesía sobre si mismo: el mantenimiento de
un medio lo más sano ecológicamente es el inmediato
beneficio que cada navegante tiene para si mismo cuando cuida el agua
adonde navega. No arrojar residuos, ácidos, combustibles,
bolsas al agua es la base de esta cortesía que genera un medio
mas valioso para nosotros mismos y quienes nos rodean.
Cortesía en las comunicaciones: La radio para
comunicaciones en VHF es un medio que nos permite ejecutar la
cortesía y tener inmediatos beneficios de ella. Es la pantalla
adonde se refleja “todo el barco”. Saludar con buenos
días, pedir por favor o por gentileza, hacer pausas para ver
si otro usuario desea utilizar la frecuencia y agradecer las
informaciones brindadas o la respuesta dada son la recompensa mínima
que merece aquel que ha respondido a nuestro llamado. Se trate de la
autoridad naval o portuaria, de otro barco o de un personal de un
club. Y sin duda como en todas las pautas que hemos visto es el modo
de manifestar nuestro respeto y cuidado por cada acto y persona con
que tratamos.
¿Cuantos son los que me responderán con igual
actitud de cortesía?: Si usted se ha hecho esa pregunta se ha
formulado la pregunta del éxito. Un diez por ciento de todas
las personas o situaciones que usted trate con cortesía no le
han de responder adecuadamente. Sin embargo el noventa por ciento que
si responde de manera correcta le da razón y sabor a nuestro
esfuerzo y dedicación a tratar a los demás con nuestra
mejor consideración y cuidado.
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